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Reforma de la Ley de Amparo 2025: ¿Qué significa este cambio en México para la estrategia legal y fiscal? La reforma de la Ley de Amparo de México en 2025 restringe las protecciones legales, redefine la autoridad judicial y modifica las reglas para las defensas financieras y constitucionales

La reforma de la Ley de Amparo de México en 2025 restringe las protecciones legales, redefine la autoridad judicial y modifica las reglas para las defensas financieras y constitucionales

Puntos clave:

  • Restricciones más estrictas para litigantes — La modificación al interés legítimo y reglas más estrictas para la suspensión limitan el alcance de los litigios, exigiendo la acreditación de un perjuicio concreto y reduciendo la intervención judicial temprana.
  • Restricciones más severas para la suspensión judicial — Los jueces ahora enfrentan reglas más rígidas al otorgar suspensiones y deben priorizar el interés público y el orden sobre las solicitudes individuales o corporativas.
  • Mayor escrutinio de la UIF y exigencias para asesores fiscales — La ampliación de facultades de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de México implica que los activos congelados pueden permanecer inaccesibles a pesar de la presentación de amparos, lo que requiere estrategias de defensa más sólidas y mayor experiencia en legalidad financiera.

En México, la Ley de Amparo es una de las herramientas legales más importantes para proteger los derechos individuales. Para los profesionales del derecho, el amparo ha sido durante mucho tiempo un recurso clave para impugnar acciones gubernamentales que afectan las operaciones o el cumplimiento normativo de sus clientes. Esta acción legal actúa como un mecanismo para hacer valer las protecciones constitucionales, evitando que las autoridades sean injustas o abusen de su poder.

En septiembre, México buscó reformar varios aspectos de esta acción, incluyendo cambios en quién puede solicitar un amparo. La actualización del Artículo 5 de la Ley de Amparo refina la definición de interés legítimo mientras mantiene el concepto de interés jurídico. Bajo el estándar anterior, introducido en la reforma de 2011 y formalizado en 2013, los representantes legales podían iniciar procedimientos de amparo en nombre de clientes afectados de manera general —por ejemplo, por contaminación, falta de acceso a información pública o daño a comunidades indígenas. Ahora, la ley solo permite la presentación de amparos cuando las personas son directamente y personalmente afectadas.

 

Límites judiciales y mayor autoridad para la UIF

Otro cambio importante en la reforma de 2025 se relaciona con las suspensiones. En la Ley de Amparo de México, una suspensión es una orden judicial temporal que detiene medidas administrativas mientras el juez revisa el caso. Antes de la reforma actual, los jueces tenían más libertad para aprobar suspensiones, incluso en casos que afectaban al público o a grandes grupos, usando su jurisprudencia cambiante.

Ahora, los jueces deben seguir reglas más estrictas; por ejemplo, no pueden permitir suspensiones si estas afectan el interés o el orden públicos. Este cambio tiene implicaciones directas para los despachos legales, ya que los equipos jurídicos deberán reevaluar la probabilidad de obtener suspensiones en casos relacionados con acciones administrativas, especialmente aquellos vinculados a proyectos de infraestructura pública o con repercusiones fiscales.

La reforma también limita las suspensiones en ciertas situaciones, incluyendo investigaciones del Poder Ejecutivo Federal, casos de créditos fiscales (a menos que la persona pague una garantía financiera), prisión preventiva y casos en los que interviene la UIF. La UIF trabaja en casos donde se sospecha que individuos o entidades manejan fondos ilegales.

Abogados y asesores legales, especialmente aquellos que representan clientes en asuntos financieros y penales, enfrentan nuevos obstáculos debido a esta reforma. Incluso si se presenta un amparo, las cuentas bancarias pueden permanecer congeladas si existe sospecha de vínculos con organizaciones criminales. Esto obliga a los equipos legales a desarrollar estrategias más robustas para impugnar las acciones de la UIF. De manera similar, los profesionales en materia de impuestos también deben adaptarse a la nueva realidad. La reforma limita el uso del amparo para retrasar pagos de impuestos o impugnar la negativa de créditos fiscales. Los clientes que antes dependían de maniobras legales para posponer pagos u otras obligaciones ahora deberán proporcionar garantías financieras o asumir su cumplimiento inmediato. Esto aumenta la presión sobre los asesores fiscales para asegurar el cumplimiento y anticipar las acciones de la UIF.

Otra consideración es si el propio asesor legal de la UIF puede verificar la legalidad de los recursos, un proceso que requiere conocimientos especializados. En algunos casos, el interés y el orden públicos pueden ser referidos en términos generales en lugar de estar respaldados por evidencia específica, lo que impone cargas adicionales a los representantes legales para impugnar tales afirmaciones de manera efectiva.

En contraste con las preocupaciones sobre personal calificado y derechos individuales, el gobierno explica que la reforma ayuda a detener a grupos poderosos —aquellos que pueden pagar abogados y otros gastos legales, a diferencia de los ciudadanos comunes— de usar el sistema de amparo para evitar pagar impuestos o retrasar acciones legales.

 

Modernización digital del proceso de amparo

Se espera que la reforma de septiembre amplíe y refuerce las iniciativas de modernización digital introducidas en la reforma de marzo y otras anteriores, muchas de las cuales se centraron en el uso de tecnología para mejorar el proceso de amparo. Por ejemplo, los abogados ahora deben adaptarse a procedimientos digitales obligatorios; y el Artículo 3 permite a las personas enviar documentos en línea o en papel. (Según la reforma, sin embargo, si alguien tiene una cuenta en el Portal de Servicios en Línea del Poder Judicial de la Federación, debe usarla para enviar y recibir documentos)

Aunque este cambio estandariza la comunicación, puede representar un reto para despachos con infraestructura digital limitada o para clientes en zonas rurales.

La reforma también respalda el uso de firmas electrónicas para todos los trámites legales. Antes, las firmas digitales no eran aceptadas de la misma manera por todos los tribunales. Este cambio mejora la claridad procesal, pero también exige que los despachos y asesores fiscales actualicen sus sistemas y capaciten al personal en autenticación digital segura.

Además de las reformas diseñadas para mejorar la funcionalidad del sistema, se han introducido modificaciones adicionales para disminuir el número de casos y permitir que los jueces tomen decisiones de manera más eficiente. En el pasado, los jueces tenían plazos flexibles, lo que a menudo resultaba en retrasos. La reforma ahora establece límites más claros; por ejemplo, los jueces deben emitir una resolución en un plazo de 90 días naturales. Esto acelera la resolución de casos, pero también aumenta la presión sobre los equipos judiciales para gestionar los expedientes de manera eficiente y consistente.

 

Adaptación a la reforma del amparo en México

La reforma de septiembre podría transformar el panorama legal para jueces, abogados y consultores fiscales al revertir los avances logrados desde los cambios de 2011, que buscaban proteger más fuertemente los derechos constitucionales. Si esto ocurre, la reforma podría debilitar las herramientas procesales que los representantes legales utilizan para defender a sus clientes —personas y empresas— frente a acciones gubernamentales. Como resultado, podríamos ver un cambio notable en la demanda de litigios, con menos oportunidades para la defensa constitucional y más presión sobre los equipos legales para adaptarse a opciones procesales más limitadas. Contribuyendo a esto, los nuevos requisitos y procedimientos simplificados podrían desalentar demandas frívolas, reduciendo el volumen de casos que los despachos deben gestionar.

Para los jueces, la reforma introduce un marco más rígido. Antes, las acciones colectivas basadas en la definición previa de interés legítimo retrasaban grandes proyectos de infraestructura. Al requerir daño directo bajo el nuevo estándar, se reduce la discrecionalidad judicial y se espera que los tribunales prioricen la eficiencia administrativa sobre preocupaciones sociales amplias. Además, la UIF ahora está mejor posicionada para congelar fondos ilícitos, lo que ayuda a reducir la probabilidad de situaciones como la liberación de los 27 mil millones de pesos congelados entre 2018 y 2025. Los equipos legales deben prepararse para una aplicación más agresiva y menos salvaguardas procesales.

Finalmente, la reforma ha introducido elementos significativos para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas en el proceso de amparo. Al establecer requisitos para presentaciones legales digitales y plazos claros, los cambios buscan reducir la corrupción y la confusión, pero los tribunales y profesionales pueden enfrentar dificultades con las nuevas herramientas digitales debido a su propio acceso limitado a la tecnología. La adopción exitosa de esta reforma dependerá de la capacitación de jueces, personal de la UIF y equipos legales para asegurar el cumplimiento procesal y mantener la confianza pública.

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